y me sumerjo en la ingravidez del reloj inventado bajo mis dedos,
para sentir el efímero caos que me mantiene en un plano de sentir,
donde no existen el tiempo ni el espacio,
sólo el abrazo al dulce abismo.
Ojos que miran y ven,
unos con las ventanas abiertas directas al infinito,
otros que cierran el horizonte abriendo puertas, antes blindadas en el interior,
como las que se encuentran en las entrañas del fuego, hechas cenizas,
dando calor mientras mueren en su efímera existencia de abismos y pasos, a contracorriente.
Sumando mareas descalzas, se arremolinan en ondas de pupilas desde los sueños que respiran,
integrándose al contraste de esperanzas que duermen, que no mueren, sólo nacen y renacen,
esperanzas de amor que invaden los sentidos y se alzan con la posesión de cuerpo y alma,
destruyendo la razón, a paso lento pero certero, como una espada que se clava y mata la fuerza,
transformando las texturas en piel que acaricia el mundo de mis entrañas.
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Leonardo Albano Rodriguez - ®
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