viernes, 9 de noviembre de 2012





Aquel tren de ninguna parte
llegó donde se bifurca el infinito,
estancado junto a un árbol,
frente a mi casa.
A aquel tren sin aparente destino
se apeó una viajera
con único destino
el andén de mi alma.
Yo indagué su nombre
y ella…,
ella con delicada sonrisa me respondió.

Mitad niña, mitad mujer
no logra ocultar
su intrínseca modestia.
Mitad misterio, mitad nostalgia
en los tímidos atardeceres
abandonados en una esquina...
¿Recordarás, mujer, de mi primer poema
y de mi última despedida
olvidados contra nuestros anhelos
en aquel pequeño rincón?
Quizás solo yo fui para ti
aquel incómodo borrón
en tu diario
imposible de cubrir.
Tal vez tú fuiste para mí
un destellante despertar,
de una nueva ilusión.

…Y ahora me encuentro marchito
y en la fatiga de mi alma;
y sollozando de dolor
voy mendigando añoranzas.
De la luz a la oscuridad vacío,
querida mía, hay un efímero instante;
del amor a la soledad, 
y mucho tiempo que olvidar.

¡Qué costoso es reír
qué difícil es llorar
cuando descubres el amor
que una persona te puede dar!
Del tren de ninguna parte, un día
descendió una pasajera …
¿Dónde se halla ahora?
¿Por qué te busco todo mi ser?
¿Dónde estás amor de mi vida?
¿Por qué volviste a este tren?...

… Solo yo seguiré esperándote
justo aquí, en éste mi andén.


¿Ya no vale esperar? 
¿Ya no pasan trenes?
Solo tal vez el último de todos se marchó
dejando nuestro amor en los andenes.

~Leonardo Albano~ ® N 1104299088936

No hay comentarios:

Publicar un comentario