domingo, 11 de noviembre de 2012



Entre tantos te hallé, casi desnuda,


de ropas pero no así de razón.

Desierta y mohína.

Tan delicada e inocente, qué en una simple mirada tuya
erizas mi corazón, cohibiendo mis sentidos,

provocando en mi la mas simple caída.



Vagué por senderos insondables, advertí la luz

Conocí la noche, y me enamoré de la luna.

Renací, como viajero que encontró su camino.



Los muros sorprendidos lo comprendieron todo,

afuera las orquídeas gemían impacientes.

Blandían nerviosos los pétalos marchitos.
ardían mil alboradas esperando el día
en los que se entregase al ardor de la pasión.




Afuera perturbado bullía de impaciencia.

El encanto de tus labios me consumía...

Lentamente, y me fue quemando
el ardiente deseo que tu corazón escondía.




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~Leonardo Albano~ ® 2008





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